Presentación. Ensayos: El arte, el juego y la educación : un giro argumental (sobre esta exposición) / Manuel Fontán del Junco. La infancia de las vanguardias o las dos fuentes del Nilo / Juan Bordes. El jardín de la infancia : el Kindergarten y el arte moderno / Norman Brosterman. El siglo de la infancia / Juliet Kinchin - Obras en exposición: I. La educación como juego y el artista moderno. II. La educación moderna y el arte como juego Zusammenfassung: "La exposición quiere hacer patente cómo las novedosas pedagogías del siglo XIX más radicalmente basadas en el juego y en la experiencia del "dibujo para todos", inspiradas por el Emilio (1762) de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) y cuyo destilado más conocido quizá sea el sistema del Kindergarten de Friedrich Froebel (1782-1852), han sido un germen tan eficiente como desatendido del gran cambio introducido en la tradición por el arte moderno, junto con la emulación de la tradición artística (o la ruptura con ella), el conocimiento de otras culturas y épocas o la influencia de la literatura y las corrientes intelectuales del momento. La muestra quiere hacer visible que la génesis del arte moderno también se encuentra en la infancia de sus protagonistas y en la educación que recibieron. Con préstamos procedentes de colecciones e instituciones públicas y privadas nacionales e internacionales, la exposición confronta una amplia selección de manuales y métodos de dibujo, de materiales, recursos y juegos educativos procedentes de la colección de Juan Bordes, comisario invitado de la muestra, con obras de los principales artistas, arquitectos y diseñadores del siglo XX. En El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño, que cuenta también con Norman Brosterman y Juliet Kinchin en su equipo curatorial, los juegos educativos se alinean con las obras de arte y el diseño del siglo XX atendiendo no solo a sus similitudes formales –que son evidentes–, sino también a los casos históricamente documentados de tantos artistas efectivamente educados en las nuevas pedagogías. Ambos se presentan como ejemplos de una atmósfera común a la educación y al arte. Si se empieza educando a los niños como artistas que deben aprender jugando, no es extraño que ya adultos se entiendan a sí mismos y se comporten como verdaderos profesionales de la infancia, que dedican el serio juego de sus vidas a ese otro juego, elemental y elevado, divertido y reflexivo a la vez, que describe las mejores versiones de las artes de nuestro tiempo."
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